sábado, 14 de mayo de 2016

El por qué de optar por un parto natural.

Es importante que las mujeres embarazadas, y las que les gustaría tener hijos, conozcan  la experiencia real de mujeres que han parido con responsabilidad y sin miedo. 

Hoy me gustaría contaros mi propia experiencia, el día que nació mi hijo. Mi objetivo es orientar a todas esas madres que tienen miedo, preocupaciones... como las que yo tuve, claro está, pero por la edad. 

No es mi intención, no interpreten mal, decirles como deben parir. Lo único que quiero es que miren otro punto de vista. El mundo está lleno de historias de madres que han muerto al parir, que han tenido grandes hemorragias, que sus hijos han nacido muertos, que han sufrido muchísimo, en general. Pero qué pasa con las historias de madres que han parido a sus hijos con una gran sonrisa, sin dolor a penas, y que luego se han sentido vivas, resplandecientes  y felices mirando a su hijo cómo busca un medio del que alimentarse.

El miedo es inculcado. A mi me decían que por tener un embarazo precoz no iba a poder parir a mi hijo si pesaba mas de 4 kg. Que iba a necesitar la epidural porque mi cuerpo no estaba maduro y sino iba a sufrir mucho. Que era probable que el niño naciera por cesárea porque yo era muy joven. La verdad, me decían tantas cosas que empecé a dudar de ellas. 
Pero tuve mucha suerte, que mi abuela estaba conmigo. Ella fue enfermera de quirófano y me contó varias historias de mujeres que mientras pasaban las primeras fases del parto estaban leyendo un libro, sin sentir dolor intenso. Y de otras mujeres que aún con la epidural gritaban como si se les fuera la vida. Me aconsejó muchísimo. 
Lo cierto es que una no se puede saber como será un parto, porque cada parto es diferente. Pero ¿por qué vamos a optar por un método agresivo e invasor sin probar el más natural y efectivo?. La razón es simple: miedo que nos inculca la sociedad. Cogen las malas experiencias de las mujeres y dejan a un lado las buenas. 

El 1 de Octubre a las 4:20 de la madrugada comenzó la primera contracción. Pensé que era otra más, como las de los anteriores días, pero esta era más larga. Duró 2 minutos. Paró, me tranquilicé y  volví a la cama para seguir descansando, aunque tampoco podía por el calor. Volvió, 2 minutos otra vez. Entonces lo entendí. Y me vestí. Encendí la luz del comedor y me quede sentada esperando  más. Mi abuela me había enseñado muchos ejercicios para la concentración y comencé a practicarlos. 

Sabía que mi madre no tardaría en despertarse. No pasaron 5 minutos y mi madre ya estaba preguntándome si todo iba bien. Tenía tanta emoción que no me salían palabras, solo pude mirarla y sonreír  Entonces con mucha alegría llamó a mi padre. Con la luces se despertó mi hermana. El grupo de whatsapp de la familia comenzó: "Stella está de parto!" Todos estaban muy atentos. Cogimos el bolso del bebé que venia en camino y nos fuimos al hospital. De camino casa-coche las contracciones aumentaron la intensidad y cuando venían las piernas me quedaban inmóviles. Me sorprendía la fuerza que hacían mis huesos para recibir al niño que llevé en mis entrañas 39 semanas. Aquí entendí la importancia de los ejercicios de respiración. ¡Creedme ayudan muchísimo!
Mi padre se saltó todos los semáforos. Llegamos al hospital, y me conectaron a un monitor para controlar las contracciones. 

Me dijeron que me iban a poner la epidural (¡sin preguntármelo!) e inmediatamente se los negué. Les dije que no, un no rotundo. Las enfermeras me miraban, las escuchaba decir que estaba loca que iba a sufrir por sufrir, que era muy joven, que no iba a poder. Menos mal que tenía a mi padre  a  mi lado y me daba unos masajes fantásticos, tanto que me quedé dormida 1 hora entera. Me desperté por la presencia del matrón mirando el aparato, me dijo que mis contracciones (sorprendido) eran muy frecuentes, que se acercaba la hora. Mi madre cuando vio a las enfermeras les dijo que yo era muy fuerte ( para animarme) y que un par de horas el niño estaba en mis brazos, las enfermeras se rieron y nos dijeron que yo podía estar hasta la mañana del día siguiente. (Parece que no hay mucha comunicación entre patrones y enfermeras). Entonces pedí una pelota (mi abuela me lo había recomendado) y empecé a saltar en ella, tranquilizaba muchísimo... Pero llegó la hora, el dolor era extremadamente intenso. Llame a una enfermera y  comprobó que  estaba lo suficientemente dilatada como para empezar el tercer paso del parto. 
Mi madre estaba ahí, junto a mi, estaba muy orgullosa, solo habían pasado 4 horas desde la primera contracción. Una vez dentro, lo único que sentía eran ganas de empujar, y no me dejaban porque aun no estaba todo preparado y el matrón  no había llegado aún a la sala. Sentía tantas ganas de empujar... Llegó mi matrón, "porfín" dije, y en cuanto se sentó, me animó. 
No podía creer lo rápido que había sido todo, mi hijo estaba encima mío llorando, mi madre lloraba desesperadamente, las enfermeras lloraban y me felicitaban, no podía creer lo rápido que había sido el parto de una niña de 16 años y lo fuerte que había sido que con dos empujones el niño estaba fuera. 
Una enfermera me comentó que la chica que estuvo antes que yo había estado 25 minutos para empujar y que del miedo que tenía no podía. Con una gran sonrisa me dijo que se sentía muy feliz de haber asistido a un parto como el mío. Eso me alegró tanto...
Cuando tenía a mi hijo encima ví al patrón coser y no entendí por qué. No sentí ningún tipo de corte. Le pregunté si me había hecho una eposiotomia y me lo afirmó. Me dijo que me lo había avisado pero que no le había escuchado. 
Cuando terminó sentía que podía escalar el Everest, sentía que era la mujer con más adrenalina del mundo, sentía que podía correr un maratón. Cuando me llevaban a mi habitación, sentía los gritos de una mujer, la ví como sufría, deseaba que todo fuera bien. 
Una vez en mi habitación entró una chica y me preguntó si mi hijo había nacido 8:50 y se lo afirmé entonces me comentó que su hermana, la cual parió justo después que yo quería conocerme. Fui con ella y encontré a una mujer que parecía ser tan fuerte y, en cambio, su cuerpo había sido débil. Me confesó que se había puesto la epidural y que, aún así, había sufrido "lo que no tiene nombre".(Aquí podemos hacernos muchas cuestiones) Estaba intrigada por mi edad, me había visto todo el tiempo, llevaba en la sala de dilataciones unas horas antes que yo. Estaba sorprendida, no creía que todo hubiese sido tan rápido en mi parto. Me felicitó y yo la felicité a ella porque había parido a una niña hermosísima, no podrías imaginar ese angelito.

Así fue mi experiencia, una experiencia preciosa, que voy a recordar siempre. 
Un par de horas después del parto

Pasar por una cesárea no es situación fácil, a veces puede resultar incluso traumática. Se impone el "lo importante es que el bebe esté bien" (que es lo correcto) pero no se piensa en las madres que pasan por esta situación, la cual las hace muy vulnerables. Además que, a parte de que la cicatriz quede debajo del bikini, a veces puede esta puede ser más profunda y causar problemas posteriores.
Madres, se puede tener parto natural y menos doloroso gracias a nuevas medidas como la epidural. Que es cierto que hay a mujeres que no les causa efectos, y hay a otras que les deja insensibles todo el organismo de cintura para abajo y luego no pueden enfocar la fuerza en el lugar correcto. Todo depende del umbral de dolor de cada una, lo importante es conocer hasta dónde podemos llegar. Así como yo parí sin problemas otras mujeres necesitan ayuda.
En casos extremos: cuando el niño viene con problemas, no tiene la posición correcta, la madre sufre de vagina infantil, el niño corre peligro de asfixia.... una cesárea estaría bien impartida. ¿Pero por qué pasar por quirófano si puedes parir a tu hijo de un modo natural y crear un vinculo más fuerte entre madre-hijo/a? 

Cuando ves al niño que ha crecido dentro de ti, todo lo pasado se olvida inmediatamente. 

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